Cinco formaciones geológicas que no te puedes perder
Acantilado marino del Andén Verde
En el extremo norte del municipio, este impactante acantilado surge debido al gigantesco deslizamiento gravitacional que dio lugar al Arco del Andén Verde, la mordida que corta tajante el noroeste de la isla. Sin lugar a dudas, en cualquiera de sus picos y degolladas nos encontraremos ante una de las panorámicas más impresionantes del Archipiélago.
Un precipicio que despeña al Atlántico y que permite contemplar en su perfil el apasionante nacimiento de la isla. Largos y hermosos diques lo atraviesan en muchas direcciones mostrando escenas inolvidables para la memoria de cualquier geólogo, y una variedad poco común de minerales se ofrecen a la vista.
Especiales son también los estrechos andenes que lo conforman, diversos en materiales y colores permiten dibujar distintos momentos eruptivos de aquel primer episodio fundamental en la historia geológica de la isla.
Azulejos de Cueva Nueva
Sobre las erosionadas laderas del macizo Tirma-Azaenegue, concretamente en Cueva Nueva, Los Hoyetes o el Sabinal, afloran llamativos azulejos que nos indican los bordes de la legendaria caldera que se origina tras el colapso del Volcán Tejeda. Los intensos colores de estos materiales se deben a las reacciones hidromagmáticas que los alteraron mientras caminaban hacia la superficie.
Estos coloridos estratos, especialmente llamativos en la cabecera del Barranco de Veneguera (Mogán), constituyen una de las estampas más populares de Gran Canaria. Y no es para menos, ya que representaciones tan significativas como las de este sector de la isla no son nada comunes.
Andenes de Tasarte
Al extremo oeste del macizo de Inagua, tras millones de años de desmantelamiento, y como si de una escalera se tratase, la potente tarta de coladas que vomitó el primigenio Volcán Tejeda se presenta desnuda ante nuestros ojos ofreciendo una estampa difícil de olvidar. Estos andenes se encuentran entre los escenarios naturales más bellos del Archipiélago.
Transitarlos puede convertirse en una de las experiencias más bonitas porque, además de por su propia espectacularidad, estos andenes permiten contemplar una inolvidable panorámica del macizo de Guguy y las Rampas del Suroeste.
El macizo de Guguy
Abrupto, indómito y salvaje. Este conjunto de montañas, barrancos y playas constituye un espacio natural único donde la geología destaca por encima de todo. Una extensa amalgama de formaciones rocosas permiten disfrutar plenamente de un espectáculo que sólo el vulcanismo de esta isla oceánica ha sido capaz de crear.
Barranco de Higuera Prieta
Surcando la crestería de Los Molinos, y con su boca orientada al barranco de Tasarte, Higuera Prieta es un hermoso cañón que debemos a la paciencia infinita del agua. Un paisaje sobrecogedor que permite contemplar las cicatrices que el tiempo y la erosión han dejado en la zona más antigua de la isla.
En sus impresionantes riscos se aprecia la fuerza indómita del vulcanismo isleño. Y el cauce, caprichoso y encajonado, convierte este barranco en un refugio inexpugnable para la vida. Ejemplo de ello, una colonia de petrel de Bulwer recientemente descubierta.