Geología
Los cimientos de La Aldea
La apasionante historia de este territorio comienza aproximadamente 14 millones de años atrás. En aquellos primeros momentos, un enorme volumen de materiales surge desde el fondo del Atlántico en “muy poco tiempo” y genera la base sobre la que actualmente se sustenta la isla. Ese sería el primero de los tres grandes ciclos eruptivos que resumen la formación de Gran Canaria y el más significativo en la historia geológica de La Aldea.
Mucho tiempo despúes, y tras muchos fenómenos meteorológicos, ese material primigenio, aunque enormemente alterado, es el que conforma casi la totalidad del municipio. Y sin duda, el relato que podemos leer en él a través de sus ricas, variadas y curiosas formaciones es apasionante y merece toda nuestra atención.
El paisaje aldeano lo caracteriza una tormentosa orografía, vetusta hermosa y monumental, en forma de antiguos y desmantelados macizos que, diseccionados, nos enseñan las entrañas para comprender su evolución. De entre la extensa lista de accidentes geológicos que lo salpican, por distintos motivos, hay algunos que merecen especial atención.
Son numerosas, variadas y espectaculares las formaciones geomorfológicas que salpican el territorio. La gran Caldera erosiva que conforma la cuenca de Tejeda-Artenara-La Aldea; Barranco Grande, arteria principal de dicha cuenca; los viejos macizos de Inagua, Azaenegue y Guguy; la llanura deltaica que se expande en la desembocadura del Barranco de La Aldea; la Mesa de Las Tabladas, los bajíos que conectan el mundo terrestre y submarino a lo largo de toda la costa, los acantilados marinos de Guguy y Andén Verde, el tubo volcánico de la Montaña de Aslobas, las cuevas que horadan las viejas coladas basálticas y un largo etc.
Y en cada una de ellas, impactante la exposición de diques, coladas, roques, disyunciones columnares, andenes, azulejos, minerales… No hay tiempo geológico que perder, prepárate para disfrutar de este enorme patrimonio.